Es necesario conocer el origen de los procesos nerviosos en pequeños rumiantes



27/01/2022

 

La presencia de procesos nerviosos en explotaciones de pequeños rumiantes es frecuente, y a veces llegar a un diagnóstico etiológico es complicado debido a que los signos clínicos y lesiones postmortem son poco específicos y hay una gran diversidad de agentes causales.

No obstante, es importante y necesario conocer el origen de estos problemas presentes en la explotación para reducir las pérdidas económicas y mejorar el estado sanitario de los animales.

Ante la aparición de signos nerviosos se debe realizar una anamnesis detallada que ayudará a enfocar el diagnóstico laboratorial. Es fundamental que se recoja la siguiente información:

Sistema de producción de la granja
Alimentación de los animales afectados
Número de animales afectados
Edad y estado productivo de los animales
Aparición y curso de la enfermedad
Signos clínicos y lesiones observadas
Historial de enfermedades, programa vacunal y tratamientos de la explotación


La naturaleza de los agentes etiológicos de procesos nerviosos se puede clasificar a grosso modo en causas genéticas, metabólicas, traumáticas, tóxicas e infecciosas.
Las causas metabólicas e infecciosas son las más frecuentes en la ganadería de pequeños rumiantes, y su diagnóstico se realiza con diferentes técnicas laboratoriales, principalmente análisis bioquímicos, histopatología, cultivo microbiológico y técnicas moleculares como la PCR.

En función de la edad de los animales afectados podemos encontrar unas enfermedades u otras, de este modo podemos clasificarlas en tres rangos de edad:

Animales lactantes 
Animales de cebo y reposición joven 
Animales adultos 

 

De manera esporádica pueden aparecer afecciones congénitas del sistema nervioso central (SNC) que son de origen genético, afectando a neonatos y que no presentan un buen pronóstico, al igual que en las lesiones causadas por traumatismos.

Las intoxicaciones químicas por organofosforados, organoclorados o metales (plomo, cobre) y las causadas por plantas neurotóxicas (umbelíferas, cistáreas, hierbas locas, etc.) también aparecen como casos puntuales, sin embargo, el número de animales afectados suele ser mayor y afecta a aquellas edades en las que hayan podido tener contacto con el tóxico.
En estos casos el diagnóstico se basa en la detección de la sustancia química en los órganos diana o mediante la identificación de la planta tóxica presente en el pasto y/o en el digestivo del animal (rumen), pues la detección de las moléculas tóxicas en el organismo no es factible en muchas ocasiones.

Por último, también encontramos enfermedades infecciosas que presentan sintomatología nerviosa debido a la acción de sus toxinas en el sistema nervioso, que son las causadas por algunas especies del género Clostridium.

Las neurotoxinas de Clostridium botulinum (botulismo) y Cl. tetani (tétanos) causan una parálisis muscular flácida en el caso del botulismo, mientras que el tétanos se caracteriza por una parálisis espástica.
Las toxinas generadas por Clostridium perfringens tipo D causan la enterotoxemia o basquilla. Esta bacteria prolifera en el intestino debido a una disbiosis intestinal y libera toxinas que, a través del torrente sanguíneo, llegan al SNC y provocan cuadros de incoordinación, opistótonos y pedaleo previo a la muerte.

Fuente y noticia completa: rumiantes.com